En el mar cambia el modo de mirar la tierra. El mar cambia el modo de mirarnos a nosotros mismos. En el mar las prioridades son otras. La costa no es una meta: existe y podemos llegar a ella, pero también alejarnos. A veces la costa es el peligro. A veces lo que parece seguro es la trampa. En el mar se piensa al compás del sonido del agua. Del viento.

 

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