Bajo el cielo todos pueden ver la belleza como belleza, sólo porque la fealdad existe. Todos conocen el bien como el bien, sólo porque el mal existe. Por tanto, la abundancia y la escasez van de la mano, lo difícil y lo fácil se complementan entre sí, alto y bajo están uno sobre otro, el frente y el dorso se siguen el uno al otro». 
 
(Imagen de Desireé Dolron)
Las dudas exigen de nosotros una auténtica habilidad para tratar con ellas.
 
¿No es irónico que en una civilización que tanto ensalza el poder de la desmitificación y la duda apenas haya nadie que tenga el valor de desmitificar las pretensiones de la propia duda, de hacer lo que decía un maestro hindú, volver los perros de la duda contra la misma duda, desenmascarar el cinismo y descubrir de qué miedo, desesperación y condicionamiento procede? 
Entonces la duda ya no sería un obstáculo, sino una puerta a la realización, y cada vez que se presentara una duda en la mente, el buscador la acogería como un medio para profundizar más en la verdad.

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